Esta página ha sido validada
— 42 —
— Es cuento largo y estoy ahora de prisa. Aquí tienes mi tarjeta; ve á visitarme á casa.
— Yo vivo en aquella de que acabo de salir. Cuando pases por ella, entra á estrecharme la mano.
— Lo haré. Adios.
— Adios.
Y Armando al alejarse murmuraba.
— Si no se alegra Lindoro, que el diablo lo lleve, amen.
Subió al tramway, y pocos minutos despues estaba junto á su amigo.
— Cómo te ha ido? preguntó Acuña, dominado por la impaciencia.
— A las mil maravillas.
— Encontraste el medio de que yo la visite.
— No me llaman Hazlo-todo?
— Si.
— Entonces?...
— Tienes razon; vamos á comer.
— De mil amores; tengo ,un apetito .... atroz!
— Cuándo podré ir á verla? preguntó Lindoro una vez que estuvieron sentados á la mesa.
— Dentro de un mes.