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Creo que se dignará darme su amistad. asi como yo le doy la mia.

El jóven lo miró.

— No! dijo. Por culpa de usted se me ha hecho un daño terrible, que quizá no pueda ser reparado. Esas cosas no se perdonan nunca. Aunque la felicidad vuelva á brillar para mí, siempre me parecerá usted reo del crímen mas bajo que existe: la calumnia... Vd. ha sido cómplice de Armando, debe tambien llevar su parte de castigo.

Y tomando su sombrero salió de la habitacion, y un instante despues, de la casa.