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para vengarte de un enemigo tuyo? Ese que hablaba de un jóven que habia sido llevado á una comisaria, completamente beodo .... Armando estaba en áscuas.

— Ah! sí! dijo, pasando en seguida á otra conversacion, y llenando el vaso del imprudente.

Este bebió el contenido de la copa y no prosiguió en sus preguntas, con gran contento de Hazlo-todo, que por un instante se habia creido perdido.

La algarabia era infernal. El vino habia desatado las lenguas, y los comensales hablaban todos á un tiempo.

— Señores, dijo Armando, mareado por el ruido, y deseando conseguir un instante de silencio. Hay entre nosotros dos poetas, uno que conocemos todos, otro que acabo de presentar. Bueno seria que nos recitaran unos versos ¿no les parece á Vds.?

— Sí, sí! clamaron todos.

— Ernesto, empieza tú, prosiguió Dupont.

El jóven se turbó; no tenia bastante mundo para comprender que aquella no era una asamblea de críticos, y temia los juicios que se hicieran sobre lo que él escribía. Así es que se negó desde un principio, pero á las repetidas instancias de sus nuevos