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BASES Y CONSECUENCIAS DE LAS TEORÍAS DE LA RELATIVIDAD

máximo de generalidad creando la noción de un espacio que es forma de nuestra intuición, es decir que precede a nuestra experiencia. El espacio de Riemann-Einstein, en cambio, encierra todo el mundo físico, o mejor dicho, no es otra cosa que el conjunto de todas las energías y materias y sus movimientos posibles accesibles a nuestros sentidos o a la complementación de éstos que forman los aparatos o por los menos a los conceptos físicos exactos que en su perfección y alcance exceden a los aparatos. Hay dos caminos para llegar a conceptos muy generales. Uno consiste en restar de la experiencia todo lo que sea posible hasta llegar a un punto donde el concepto llega a ser simple, en el sentido más riguroso de la palabra, es decir, que llega a ser indivisible. Otro camino consiste en agrandar la experiencia inmediata por medio de conceptos que engloban más que ella. Es el camino de la generalización que tiene su límite en la suma de todas las experiencias posibles y que por eso depende del estado de las ciencias que se ocupan de estas experiencias. Hoy día la cumbre del primer camino lo presenta el espacio lógico de Kant, la del segundo camino el espacio físico de Riemann-Einstein. Pero ¿qué significa un espacio físico finito? Para nuestra intuición esto quiere decir que existe algo en que este espacio se halla comprendido. Sin embargo no puede ser algo más grande en el sentido ordinario como se diría, por ejemplo, de un cuerpo que encierra a otro, pues entonces no el primero sino el segundo cuerpo, más grande, sería nuestro espacio físico. Lo que podría admitirse, aunque nadie puede representárselo, es que nuestro espacio de tres dimensiones sea encerrado en una variedad de cuatro dimensiones, como cualquier línea física está comprendida en una superficie física y ésta en un espacio físico. Otra dificultad resulta de las diferentes relaciones métricas que debe tener nuestro espacio físico, lo que no podemos concebir por estar acostumbrados al espacio homogéneo de Euclides.

Para medir necesitamos cuerpos que sirvan de medida y sistemas de referencia y para reducir las medidas de los cuerpos en movimiento a un solo sistema de referencia hay que determinar simultaneidades por medio de señales de luz. Según la teoría general, los rayos de la luz sufren una curvatura, una desviación, en ciertos puntos del espacio. Es de suponer que estas desviaciones tengan influencia en la determinación de la simultaneidad, no para el mismo observador sino para dos sistemas distintos de referencia, que se encuentran en partes distintas del espacio con muy diferentes densidades respecto a la distribución de la materia. También ha de influir en las dimensiones

AN. SOC. CIENT. ARG.—T. XCIV
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