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LA CORTEZA DE QUEBRACHO BLANCO

Todos estos efectos podrán en la opinión de algunos, parecer de una importancia secundaria tanto mas cuanto que el número de sustancias de las cuales pueden obtenerse efectos semejantes no es escaso.

Reputo, sin embargo, estos conceptos de escasos fundamentos, pues todo el que ha tenido ocasión de emplear los tónicos que actúan de preferencia sobre el sistema nervioso, ha podido observar los inconvenientes de su aplicación general, dependiendo de ordinario sus buenos efectos de la elección del agente y de las condiciones individuales del sujeto, razón por la cual Graves aconseja emplear varios reunidos, esperando obtener asi en sus efectos una acción mediana mas general.

La quina goza sobre las demas sustancias clasificadas como tónicas la ventaja de una acción mas general, á la vez que¡la persistencia de sus efectos es también mayor.

A esta última categoría corresponden los fenómenos que el empleo de la corteza de quebracho blanco despierta.

En este caso también, como en la corteza de quina, los efectos se deben al principio activo, unido al cuerpo astringente y coloreado que conjuntamente existen en la corteza del quebracho, principios que reunidos se hallan en la mayor parte de las preparaciones farmacéuticas de que puede dicha corteza ser objeto.

Si de las dósis reducidas pasamos á otra de mayor poder empleando en este caso tan solo el alcaloide puro, las relaciones de analogía observadas para con la corteza de quina, en el caso anterior, continúan en este para con la quinina, manifestándose entonces el paralelo con una correspondencia sino mayor á lo menos igualmente estrecha.

En efecto, seis gramos del mencionado alcaloide, llevados en una sola dósis al aparato digestivo producen después de un corto lapso de tiempo cierta sensación de languidez pasagera, localizada en el estómago, que no tarda en dar lugar á una especie de embotamiento del cerebro seguido muy luego de murmullos confusos y disminución de la sensibilidad del órgano del oido.

El pulso disminuye de volúmen y frecuencia, y la temperatura desciende.

Con esta base de observación recojida sobre mí mismo, y aprovechando cuanta oportunidad las circunstancias me presentaban, no he perdido la ocasión de aplicarlo, comenzando con dósis de seis gramos y llegando hasta quince de una sola vez.

Varios casos en los que no cabia duda respecto al origen palúdico, la aplicación de este cuerpo me ha procurado efectos y resultados completamente iguales á los obtetenidos otras veces con la quinina.

Conservo varias observaciones á este respecto que juzgo inútil