Página:Ana Karenine Tomo I (1887).pdf/85

Esta página no ha sido corregida
83
Ana Karenine

ni consolarte tampoco; esto es imposible, pero sí te diré que me entristezco hasta el fondo del alma.

Algunas lágrimas brillaron en sus ojos, acercóse á su cuñada, y cogióle una mano, sin que Dolly se opusicse, a pesar de su aspecto de frialdad.

—Nadie puede consolarme—dijo;—todo ha concluído para mí.

Al pronunciar estas palabras, la expresión de su fisonomia se dulcificó un poco; Ana acercó á sus labios la mano enflaquecida de Dolly y la besó.

—Pero, amiga mía—dijo—¿qué haremos para salir de esta triste situación ?

—Todo acabó; yo no puedo hacer ya nada—repuso Dolly; —y lo peor es, compréndelo bien, verme sujeta por los niños, porque no puedo abandonarlos, y me es imposible vivir con él; sólo el verle me contrista.

—Dolly, amiga mía, él me ha hablado; pero yo quisiera oirte á ti; cuéntamelo todo.

Dolly fijó en su amiga una mirada interrogadora: los ojos de Ana expresaban sólo el afecto y la simpatia.

—Voy á complacerte—contestó;—pero debo decirtelo todo desde el principio. ¿Sabes tú cómo me casé? La educación que de mi madre recibí, no sólo me dejó inocente, sino que me hizo del todo necia... yo no sabía nada... dicese que los maridos cuentan su pasado á sus esposas; mas Estéfano Arcadievitch no me comunicó jamás cosa alguna. Tú no creerías lo que voy á decirte: hasta ahora me había imaginado que Estéfano no trató nunca más mujer que yo; he vivido ocho años en esta persuasión, y no solamente no le suponía infiel, sino que creía imposible semejante cosa. Con tales ideas, imaginate lo que habré experimentado al conocer de improviso esa villanía... Creer en mi felicidad sin la menor sospecha—anadió Dolly, tratando de ahogar sus sollozos—y recibir una carta de él... una carta de él á su querida, la institutriz de mis hijos... ¡ Oh! ¡ esto es demasiado cruel!

Y cogiendo el pañuelo, ccultóse el rostro para llorar.

—Hubiera podido dispensar un momento de extravío—continuó Dolly al cabo de un instante ;—mas no ese disimulo, esa constante astucia para engañarme. ¿Y por quién? ¡Ah! ¡esto es horrible, y tú no puedes comprenderlo !