Esta página ha sido corregida
I
T
odas las felicidades se asemejan, pero cada infortunio tiene su aspecto particular.
La casa Oblonsky estaba trastornada, porque habiendo sabido la princesa que su esposo tenia relaciones amorosas con una institutriz francesa recientemente despedida, declaró que no quería ya vivir bajo el mismo techo.
Esta situación se prolongaba, produciendo profundo disgusto hacía tres días, no sólo á los cónyuges y á todos los individuos de la familia, sino también á los mismos criados. Todos comprendían que eran más cordiales las relaciones entre personas reunidas per la casualidad en una posada, que no entre las que habitaban en aquel momento la casa Oblonsky. La señora no salía de sus habitaciones; el marido estaba fuera