Página:Ana Karenine Tomo I (1887).pdf/36

Esta página no ha sido corregida
34
Ana Karenine

yor parte de su fortuna, indisponiéndose con sus hermanos para vivir en una sociedad tan perjudicial como extraña.

—¿Qué dices? —preguntó Levine atemorizado.—¿Cómo lo sabes?

—Prokofi le ha visto en la calle.

—¿Aquí en Moscou? ¿Dónde está?

Y Levine se levantó como si hubiera querido correr á buscarle.

—Siento habértelo dicho—replicó Sergio, encogiéndose de hombros al notar la emoción de su hermano. —He enviado una persona para averiguar dónde vivía, remitiéndole su letra de cambio sobre Trubina, la cual he pagado ya. Hete aquí lo que me ha contestado....

Y Sergio tomó de la mesa una carta, presentándola á Levine.

Este último leyó el billete, cuya escritura era muy extraña, y que decía lo siguiente: «Pido humildemente que se me deje en paz; es todo cuanto solicito de mis queridos hermanos.

NICOLÁS LEVINE.» Constantino permaneció en pie ante Sergio, con la carta en la mano, sin levantar la cabeza.

—Por lo visto, quiere ofenderme—continuó Sergio: —pero esto es imposible; yo deseaba de todo corazón poder ayudarle, aunque sabiendo que no lo conseguiria.

—Sí, si—repuso Levine—comprendo y aprecio tu conducta con él; pero iré á verle.

—Si te place, puedes ir—dijo Sergio;—mas no te lo aconsejaré; y no es que le tema por lo que hace á las relaciones que median entre tú y yo, pues no podría indisponernos; si te aconsejo no ir, es por ti mismo, porque nada conseguirás.

Sin embargo, obra como te parezca.

—Tal vez no haya verdaderamente nada que hacer; pero en este momento... no podría estar tranquilo...

—No te comprendo—replicó Sergio;—lo único que veo es que aquí hay para nosotros una lección de humildad. Desde que nuestro hermano Nicolás ha llegado á ser lo que es, considero con más indulgencia lo que llaman una «bajeza.» ¿Sabes lo que hace?

—¡Ay de mí, es verdaderamente espantoso !—contestó Levine.