Página:Ana Karenine Tomo I (1887).pdf/25

Esta página no ha sido corregida
23
Ana Karenine

—¿Quién había entrado en la sala?—preguntó al hujier.

—Alguno se introdujo sin permiso, mientras yo estaba vuelto de espaldas; preguntaba por vuecencia, y yo le contesté que esperase á que salieran los individuos del consejo.

—¿Dónde está?

—Probablemente en el vestíbulo, pues hace poco le ví allí...

Hele aquí—añadió el hujier—designando á un hombre muy robusto, de barba rizada, que franqueaba ligera y rápidamente los gastados peldaños de la escalera de piedra, sin quitarse su gorro de pieles. Un empleado que bajaba con su cartera debajo del brazo, detúvose para mirar con expresión poco benévola los pies del desconocido, y volvióse para interrogar á Oblonsky con la mirada. El presidente, de pie en lo alto de la escalera, fijó la vista en el recién venido, y su rostro expresó alegría al reconocerle.

»¡Es él! Levine—exclamó Estéfano, sonriendo afectuosamente, aunque con cierta expresión burlona, al mirar al extranjero que se acercaba.

—¡Cómo!—le gritó—¿te atreves á venir á buscarme en este mal sitio? Y no contento con estrechar la mano de su amigo, abrazóle con efusión.

— Desde cuándo estás aquí?—le preguntó.

—Acabo de llegar, y tenía grandes deseos de verte—contestó Levine con timidez, mirando á su alrededor con desconfianza é inquietud.

—Pues bien, pasemos á mi gabinete—dijo Estéfano Arcadievitch, que conocía la rusticidad mezclada de amor propio, y el carácter susceptible de su amigo.—Y como si se tratara de evitar algún riesgo, cogióle de la mano para conducirle.

Estéfano Arcadievitch tuteaba á casi todos sus conocidos, lo mismo á los viejos de sesenta años que á los jóvenes de veinte, así á los actores como á los ministros, comerciantes y generales, y en fin, á todos aquellos con quienes bebía champaña, y á los que no le bebían. Entre las personas así tuteadas en ambas extremidades de la escuela social, algunos se hubieran asombrado mucho al saber, gracias á Oblonsky, que había algo de común entre ellas; pero cuando el presidente encontraba, en presencia de sus inferiores, á uno de esos tuteados vergonzosos, como llamaba en broma á varios