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Ana Karenine

Todos los empleados de servicio levantáronse á su paso y le saludaron con respetuosa sonrisa. Estéfano Arcadievitch se apresuró, como siempre, á ir a ocupar su asiento, después de estrechar la mano á sus compañeros. Se chanceó un poco y habló en la justa medida de las conveniencias, y abrió la sesión. Nadie sabía tan bien como él conservar el tono oficial con cierto viso de sencillez y bondad, muy útil para despachar agradablemente los negocios. El secretario se acercó con aire desenvuelto, aunque respetuoso, común á todos aquellos que rodeaban á Estéfano Arcadievitch, presentóle varios papeles y le dirigió la palabra con el tono familiar y liberal introducido por el presidente.

—Por fin hemos conseguido obtener los informes sobre la administración del gobierno de Penza—dijo;—helos aquí.

—¡Muy bien!—repuso Estéfano Arcadievitch, hojeando los papeles con la punta del dedo.—Señores, vamos á dar principio á la sesión.

« Si pudieran saber—pensaba Estéfano, inclinando la cabeza mientras leían el informe, qué aspecto de pillete culpable tenía su presidente hace media hora !» El consejo debía prolongarse hasta las dos, á cuya hora se almorzaba; y aún no habían dado, cuando las grandes puertas vidrieras de la sala se abrieron, y entró alguno. Todos los individuos del consejo, satisfechos de que se ofreciera alguna distracción, volvieron la cabeza; pero el hujier de guardia mandó salir inmediatamente al intruso y cerró las puertas tras él.

Terminada la lectura del informe, Estéfano Arcadievitch se levantó, y en honor del liberalismo de la época, sacó sus cigarrillos en plena sala del consejo antes de pasar á su gabinete. Dos de sus colegas, Nikitine, veterano militar, y Grinewitch, individuo de la cámara, le siguieron allí.

—Tendremos tiempo de terminar después del almuerzodijo Oblonsky.

—Así lo creo—contestó Nikitine.

—Debe ser un redomado tunante ese Famine—repuso Grineswitch refiriéndose á uno de los personajes de la cuestión que se acababa de tratar.

Estéfano Arcadievitch hizo un ligero ademán como paradar á entender á su colega que no era conveniente anticipar juicio, y no contestó.