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AMOR Y PEDAGOGÍA

— ¡Más hondo, sí, voy á hacerme padre!

«¿Se hace uno padre ó le hacen tal?» piensa el matriculado en ciencias naturales, traduciéndolo en esta frase:

— Qué teorías, don Avito, ¡oh, qué teorías!

Y se levantan de la mesa, para madurar su plan el uno, para estudiar el otro la lección del día siguiente. Porque Sinforiano, como buen chico que es, se lleva siempre una lección por delante y unas cuantas por detrás.

Medita, en efecto. Carrascal buscar mujer á él y á su obra adecuada, y con ella casarse para tener de ella un hijo en quien implantar su sistema de pedagogía sociológica y hacerle genio. Por amor á la pedagogía va á casarse deductivamente.

Porque es de saber, antes de proseguir nuestro relato, que los matrimonios pueden ser inductivos ó deductivos. Ocurre, en efecto, con harta frecuencia, que rodando por el mundo se encuentra el hombre con un gentil cuerpecito femenino que con sus aires y andares le hiere las cuerdas del meollo del espinazo, con unos ojos y una boca que se le meten al corazón, se enamora, pierde pie, y una vez en la resaca no halla mejor medio de salir á flote que no sea haciendo suyo el garboso cuerpecito con el contenido espiritual que tenga, si es que le tiene. He aquí un matrimonio inductivo. En otros casos acontece que al llegar á cierta edad