Página:Amalia - Tomo II (1909).pdf/89

Esta página no ha sido corregida
— 85 —

III

CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR

Por la primera vez de su vida, Daniel sintió cierta timidez en su espíritu, cierto no sé qué de desconfianza en sí mismo, al ver entrar en la sala del señor Martigny á aquellos dos personajes, cuyos nombres figuraban, uno en todos los grandes acontecimientos ocurridos en la República desde 1821 hasta 1829, y el otro en los sucesos tan serios de la actualidad; el uno, como hombre de Estado, el otro, como literato; el uno encarnación viva del partido unitario; el otro, término medio entre el partido unitario y la nueva generación, que mi era federal ni unitaria, y á la que Daniel pertenecís por su edad y por sus principios.

La tradición popular por una parte, que sicnpre agranda á los hombres y las cosas á medida que los años pasan; el espíritu de partido por otra parte; la desgracia, en fin, que había echado por tierra y combatido tantos años ese orgulloso partido creado en el gobierno de Las Heras, organizado en la presidencia, ilustrado y altivo en al congreso, y derrotado, sin ser vencido, entre los escombros del templo constitucional que él supo levantar, pero no sostener; todo esto contribuía á que los nombres célebres de ese partido circulason entre la juventud á que pertenecía Daniel, con una superabundancia de exageraciones que hacia reir á los federales viejos, y que hería la imagina-