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de carta de un joven de gran talento pero muy apasionado en esta cuestión; es una carta al general Rivera:

1 «Aquí estamos agobiados, y en cierto modo ti»ranizados, por una reunión de hombres entre los »que hay algunos orientales que toleran J autori»zan el descrédito del país en cambio de ensalzar á los «honrados caballeros» que pisan la fe de >los tratados y se ocupan en infames seducciones »y en desleales manejoe. Esto no es exageración, »General, nosotros vemos que aquí, el que puede »hacerlo, de todo se ocupa, meños del crédito y >de los intereses del país.

>Nosotros vemos aquí que los agentes france»ses no oyen más que á los argentinos alborotado>res como... etc., y que de nuestra parte no hay »nadie que haga ni la tentativa de defenderlo á »usted. En fin, General, lo vemos todo, menos lo >que deseáramos. Los que se «irán á vivir á Bue»nos Aires» son los que dan el tono y la direc»ción.»> —Vos lo veis—continuó el señor Martigny, los intereses generales, lejos de estar asociados en estos países, están en anarquia permanente, y no" hay que contar sino con el esfuerzo parcial de cada fracción. La Francia, á su vez, se prepara á desentenderse de esta cuestión; las instrucciones que me sirven de regla, tienen su limite; y toda la confianza que me inspira el talento del señor Thicrs, me la desvanece la situación de la Francia, que presta toda su atención á la cuestión de Oriente, al mismo tiempo que la guerra de Africa la distrac de nuovo.

Daniel estaba pálido como un cadáver.

AMALIA 6. TOMO II