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»res quedando tendidos más de seiscientos, en»tre ellos dos coroneles y varios oficiales, y se »les hicieron veintiséis prisioneros, incluso un ca»pitán. Se dispersaron unos hacia el Norte bus>cando la selva de Montiel, y otros en varias di»recciones hasta donde permitía perseguirlos el »estado de nuestros caballos.

»Entretanto, nuestra artileria no estaon ociosa, repeliendo con éxito los tiros de la cnemiga, »y nuestros batallones aguardaban con impertur»bable screnidad, la aproximación de los contra»rios que venían haciendo fuego, para descargar »sus armas, como lo hicieron con tal acierto, que, >acobardados los infames correntinos que escapa»ron con vida, se entregaron á la fuga antes de »llegará la bayoneta, arrojando las armas. Ya me »fueron presentados más de cien fusiles.

»Nuestra pérdida es corta, y creo que no pasan »de sesenta individuos fuera de combate, muertos »y heridos. Sólo me resta asegurar á V. E. que »los señores generales, jefes, oficiales y tropa, se »han conducido con bizarría, y espero completar, »en breve, la destrucción de los restos del enemi»go, pars recomendarlos como merecen al aprecio »de sus compatriotas y de todos los amigos de la independencia americana.

»Dios guarde á V. E. muchos años.—PASCUAT

»ECHAGUE .

»Adición. En la batalla nos presentó el ene»migo una fuerza de extranjeros, que acompañó á »los traidorca correntinos á la ignominiosa fuga »en que se pusieron.—ECHAGUE .—José Francis»co Benites, secretario militar.» —En eso parte dijo Daniel, luego que el señor