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entusiasmo federal, porque va á leer unos versos que ha compuesto.

El silencio se estableció subitemente. Todas las miradas se dirigieron á la poetisa.

La Safo federal daba un papel á su marido colocado á sus espaldas como era su costumbre.

El marido se resistía á tomar y leer el misterioso canto; y una gresca al oído, pero que parecía ser terrible, furibunda, espantosa, como diría el señor don Céndido Rodríguez, tenía lugar entre . aquellos cónyuges modelo de contraste.

El desamparado papel pasó por fin á las manos de un criado, y de éstas á las del general Mansilia con un recado de la autora.

El general desdobló el papel; lo leyó primera.mente para sí mismo, y luego, y con toda la socaPronería tan natural en su espíritu burlón y travicso, se puso de pie con semblante grave, y con el tono más magistral del mundo, leyó en medio de un profundísimo silencio:

SONETO

Brillante el sol sobre el alto cielo Ilumina con sus rayas al suolo, Y descubriéndose de sus sudarios Grita el suelo: ¡qué muoran Jos salvajes unitarios!

Llena de horror, y de terrible espanto Tiembla la tierra de polo á polo, Pero el buen federal se levanta solo Y la patria se alegra y consuela su llanto.

Ni gringos, ni la Eurupa, ni sus reyns Podrán imponernos férreas leyes, Y donde quiera que hava federales Temblarán en sus tumbas sepulcrales Les onomigos de la santa causa, Que no ha de tener nunca tregua ni pausa.

MRRCEDES JOSAS DE RIVKRA