Sabes quién es?
Es la señora de N...
No; es el marido de la señora de N...
Cómo?
Digo que en ese matrimonio están invertidos los sexos, ella es él, y él es ells.
—En cuanto a la mitad, no tengo duda.
—Es la unitaria más intransigente; la porteña más altiva que creo ha existido jamás. Algo muy picante te decía al entrar yo, pues que te reías tanto.
—Sí, me refería que la señora de Rolón invita á sus tertulias anunciando que se abren ceu café con leche.
¡Oh!
—No es cierto?
—No, no, Amalia; son invenciones de las unitarias cuya imaginación está irritada. No tienen otras armas que el ridículo; y se valen de ellas á las mil maravillas. La señora de Rolón es de lo mejor que hay en el círculo federal; su corazón siempre tiene sensibilidad para todos, y su mano no se cierra nunca á los desgraciados. Pero á otra cosa: hace mucho tiempo que has llegado?
—Veinte minutos, apenas.
— Te han presentado á Manuela?
—No.
A Agustina?
Tampoco. No conozco á nadie—dijo Amalia, con toda candidez.
—¡Válgame Dios! Y Florencia, ¿qué ha hecho?
—Bailar.
¡Ah, bailar!
—Aún no se había sentado, y ya estaba en baile, y ahora...