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No me voy al baile; y lo primero que baró, será bailar en tu nombre con... ¿quieres que sca con doña María Josefa?

—Estás de un humor insoportable, Daniel.

Ah! entonces sorá con Amalie. Te parece bien?

Eduardo extendió la mano, y apretando muy fuerte la de su amigo, le dijo:

—Para Amalia.

Y, separados los dos jóvenes, Eduardo quedó meditando en el salón, y Daniel subió a su coche, cuyos caballos hicieron chispear las piedras de la calle de la Victoria, partiendo en dirección á la plaza de ese nombre.

DONDE CONTINÚAN LAS ESCENAS DEL BAILE

Daniel entraba en los salones del baile & las doce de la noche, como se ha visto al final del capítulo VII .

Florencia paseaba los salones y Daniel se dirigió á su prima, sentada al lado de aquella «intransigiblex señora, que parecía saber de memoria la biografía de cuantos allí estaban.

Ia señora de N... contestó algo fría al saludo de Daniel, y éste tomó la mano de Amalia, la dió su brazo, y le dijo, paseándola por la sala:

—¿Has conversado mucho con esa señora?

—No. Pero ella ha hablado desmedidamente.