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ma de las generaciones jóvenes. Y donde no se ha visto sino el escándalo y el crimen, el vicio, la apostasía y la prostitución de todas las nociones del bien, que envuelven la palabra y la práctica del Evangelio, en tan largo, en tan pesado tiempo, allí no encontraréis ni religión, ni moral; allí serán precisas una propaganda y una acción sostenidas por no menos tiempo, en sentido inverso del que arrullá la cuna y desenvolvió los instintos y el espíritu de un pueblo nuevo. Y cuando el ángel bueno de la patria vierta una lágrima al lado del pueblo, dormido sobre la almohada de sus pasiones solamente, sin que la fe y la creencia refresquen sus sicnes con la imagen dulcísima de Dios los nombres de la federación y de Rosas «brillarán» fosfóricos en el airo que circunda al Plata.

Porque ellos serán, para Dios y para la historia, la causa generatriz que hizo desenvolver tanto germen de inmoralidad y de escándalo; tanta semille cuyos frutos amargos no son para nosotros solamente, sino también para nuestros hijos.

VI

SOR MARTA DEL ROSARIO

En un pequeño banco de piedra, en el centro de un bosque de naranjos de Tucumán, sentadas estaban Sor Marta del Rosario, abadesa de las