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El asesino fué deificado, y el asesinato bende cido, no sólo en la ciudad, sino en la campaña.

Del día del delito se decía en la cátedra del Espiritu Santo: «Yo no haré otra cosa en esta mi >breve alocución, que exhortaros con las palabras »del profeta real á establecer este día hasta el cornijal del altar: Constituite diem solemnem in condensis usque ad cornu altaris. Solemne llamo »á este día por el feliz descubrimiento de la trama »horrorosa contra la vida de nuestro Ilustre Res»taurador de las Leyes; solenne llamo & este día, »por el escarmiento público que la divina Provi»dencia hizo de los enemigos de nuestra libertad >e independencia... La divina Providencia... ela »quiso que este público... á la verdad, Dion vela »sobre los buenos y sobre los malos; sobre los »buenos para darles á su tiempo el premio en el »Cielo sobre los malos para darles á su tiempo el >condigno castigo.» El juez de paz de cada parroquia citaba a los vecinos, y previamente lo sacaba á cada uno lo que podía, ó no podía dar, para subscripción de la fiesta. Luego se nombraba la comisión, se señalaba el día, y se invitaba por los periódicos.

La parroquia entera se vestia de federal y... pero que hablen los documentos.

«La cuadra de la iglesia estaba toda adornada.

»de olivo y lindas banderas, las cuales fueron to.

»madas por los vecinos y de «golpe las rindieron »al pasar el retrato, hincando la rodilla,» causan»do un espectáculo verdaderamente imponente el »repique de las campanas, cohotes de todas clases »y vivas del inmenso pueblo que había alli reunido; al llegar al atrio, tomaron, el señor jucz »de paz y el señor maestre, el retruto, y entraron AMALIA 17.—TOMO I