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stonces á dirigirse á esta honorable legislatura »ejerciendo el derecho de petición. Al efecto pre»pararon una solicitud con el objeto de que se >separase del elevado puesto de presidente de la »representación de la provincia, y aun del seno de »la legislatura, á un ciudadano contra quien pesa»ban graves cargos y contra quien la opinión pú»blica se había ya manifestado del modo más se»vero, y que, por consiguiente, debía quedar fuera.

»del amparo de esta posición, para que el fallo de »la ley se pronunciase contra su conducta. Aun no »fué esto todo, señores; pendiente este paso, la »animadversión pública se explicó más palpable»mente. La casa del presidente fué agredida la »noche del jueves de un modo que se conoció que »el pueblo estaba en oposición á la permanencia »del presidente en su puesto, que aún esa maña»na ocupó. Tales antecedentes decidieron al pre»sidente á hacer su renuncia, no tan sólo del cargo »que ocupaba en este recinto, sino también de la >presidencia del tribunal de justicia. Recién en»tonces se apcrecibió que debía alejarse de esta »tierra, y no poner á prueba tan difícil la irrita»ción del pueblo, y la justificación del jefe ilustre »del Estado que fluctuaria entre el severo deber »de la justicia y el cruel recuerdo de una antigua »amistad...

»... En tal estado, señores, ¿qué cosa resta á la »honorable sala, que dar cuenta de este trágico »suceso al P. E. acompañándole todos los ante»cedentes de la materia, para que en su vista dicte »las medidas que su sabiduría le aconseje ?» Al día siguiente, es decir, el día 28, en que tuvo lugar la sesión, el hijo del presidente de la