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»ha ocurrido esta noche, sin ocultarle cosa alguna, »en el caso de que se lleve adelante esta desagra»dable ocurrencia.

>Con este motivo saluda á usted respetuosamen»te, etc.> —Pero esa carta...

—Esta carta lo dejará sin dormir el resto de esta noche, temblando de que vayañana á pair á manos de Rosas; y para evitarlo, trabajará mañana porque no se toque más este negocio. Y es de este modo como hago que nuestros propios enemigos se conviertan eu nuestros mejores servidores.

—¡Oh, bien, sí! Manda esa carta.

Daniel cerró el billete, y lo hizo llegar al soldado que esperaba á la puerta.

Media hora después, Daniel se recostaba, sin desvestirse, en el aposento de Eduardo: y Amalia oraba de rodillas, delante de su crucifijo de oro incrustado en ébano, y rogaba al Dios de las hondades eternas por la seguridad de los que amaba y por la libertad de su patria.

XII

DE CÓMO SE LEEN LAS COSAS QUE NO ESTÁN ESCRITAS

En la mañana siguiente á la noche en que ocu rrieron los sucesos que acaban de conocerse, es decir, en la mañana del ó de agosto, la casa del Dictador estaba invadida por una multitud de correos