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»cios con la más profunda sumisión y respeto, y >con la amistad con que saluda á usted su afecti »simo S. Q. B. S. P.—Nicolás Mariño.» —No hay más—dijo Daniel, mirando á su prima con la expresión más burlona que puede estamparse en la fisonomía humana.

Pero es de sobra para decir que ese hombre es un insolente l—exclamó Amalia.

—Así será. Pero como toda carta requiere una respuesta, será bueno saber qué se contesta á este hombre.

Qué se contesta? A ver, dáme esa carta.

No.

— Oh, dámela!

Y bien, para qué?

—Para contestarle con los pedazos de ella.

—Bah!

—¡Oh, Dios mío, insultada también! Pedirme carbas y visitas en secreto !—exclamó Amalia, cubriéndose los ojos con sus lindas manos.

Daniel se levantó, pasó al gabinete contiguo á la sala, y algunos minutos después, volvió al lado de Amalia, y le dijo:

—Esto es lo que tenemos que hacer; oye:

«Señor: Autorizado por mi prima, la señora do»ña Amalia Sáenz de Olabarrieta, para responder á »su carta, me complazco en decir á usted que to»dos sus temores, relativos á la seguridad de mi »prima, deben dejar de alarmarlo en adelante, por»que ella está ajena á todo cuanto se le atribuye; »y perfectamente tranquila en la justicia de Su Ex»celencia el señor Gobernador, á quien yo tendré »el honor de hacer presente mañana todo cuanto