Página:Amalia - Tomo II (1909).pdf/188

Esta página no ha sido corregida
— 184 —

»tará, probablemente, un ejército numeroso. És »preciso no sorprenderse.

»Si el general en jefe manda atacar, la victoria »es segura. Para ello es preciso que los libertado»res desplieguen todo su coraje. Que la caballería >cargue con impetu, á estrellarse contra el enemi»go, el cual no resistiré. Les logiones que el gene»ral en jefe señalo, es preciso que se reunan luego »que el enemigo haya dado la espalda; las demás »perseguirán.

»El general en jefe tiene una gran confianza en »su ejército.—Juan Lavalle.» — Sublime, sublime !—exclamó la entusiasta Amalias, luego que Daniel hubo acabado de leer la orden del ejército.

—Sí, mi Amalia; yo he encontrado siempre que todas las proclamas y órdenes del ejército že parecen mucho, y que son sublimes; pero lo que yo deseo ver siempre, es la sublimidad de las acciones; será sublime la empresa del general Lavalic, si él viene á estrellar sus escuadrones sobre las calles de Buenos Aires.

—Pero vendrá.

—Dios lo quiera.

—Y díme, ¿cómo tienes, imprudente, este papel en tu bolsillo?

—Lo acabo de recibir en la misma casa donde he dejado é Eduardo.

—¿Pero qué casa es esa?

—Oh, nada menos que la de un empleado.

— Dios mio!

En la casa de un empleado de Rosas has puesto á Eduardo?

—No, señora, en la casa de un empleado mio.

— Tuyo?