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federación, porque es uno de sus mejoros servidores.

Buenos Aires, junio 10 de 1840 JULIAN GONZALEZ SALOMON

Presidente.

Rouge, Secretario.

—Ahora—dijo Daniel mirando á los soldados de Cuitiño, que estaban ya en la mayor irresolución, ¿qué hombre ca el que buscani en esta casa, que es como si fuera la mía, y en la que nunca se han escondido salvajes unitarios?

El ordenanza de Cuitiño iba á responder, cuando todos volvieron la cabeza al cir el gran ruido que hicieron cuatro ó seis caballos que entraron de improviso en el zaguán enlosado, produciendo un estrépito infernal con las herraduras sobre las losas, y con los sables y espuclas de los jinetes, que so desmontaron y penetraron en tropel en la sala.

Maquinalmente, Amalia vino á ponerse al lado de Daniel, y la pequeña Luisa se asió del brazo de su señora.

¡Vivo ó muerto—gritó al entrar en la sala el que venía delante de todos.

—Ni vivo, ni muerto, comandante Cuitiño—replicó Daniel.

So he escapado?

No; los que se escapan, señor comandantecontestó Daniel,—son los unitarios, que no pudiendo mostrársenos de frente, están trabajando para enredarnos é indisponernos á nosotros mismos.

Con sus logias y con sus manejos, que están aprenAMALIA 12.—TOMO II