Página:Amalia - Tomo II (1909).pdf/159

Esta página no ha sido corregida
— 155 —

jer, hubiese tenido el juisio de quererla más cuando ella lo tuvo por loco, no hubiese pasado después la miserable vida que llevó en este mundo.

—No he entendido—dijo Florencia.

—Ni nadie—agregó Amalia.

Quise decir—explicó Daniel hamacándose en el sillón en que estaba, que si á mí me tuviese mi mujer por loco, por sólo le ocurrencia de echar un reloj al fuego en un rapto de delirio poético, y so me escapase, como hizo la mujer de Byron, en vez de escribirle cartas como él hizo, haría...

—¿Qué ?—preguntó Florencia con viveza.

—Haría lo que cualquier buen hijo de España, que son los que mejor entienden las materias de hecho pero, antes, á ver qué harías tú Eduardo?

—¿Yo?

—Sí, tú, ¿Si tu mujer se te escapase, y tú la quisieras?

Qué había de hacer? Lo que hizo Byron, escribirle, querer traerla al huen sendero de que se había extraviado en un momento de ilusión.

—¡Bah! eso no vale nada.

Y qué harías tú?

—Yo? montar en un coche, y si no había coche, en un caballo, y si no había caballo, sobre mis propias botas; irme muy tranquilo á la casa donde estuviese mi fugitiva, tomarla del brazo muy cariñosamente, y decir á los que allí estuviesen:

paso señores, que ésta es mi mujer y me la llevo á mi casa.

Y si no quería ir, caballero?—dijo Florencia.

—Entonces... claro está, entonces me quedaria donde ella estuviese. Toda la dificultad estaria en que me asen los dueños de casa, pero enton-