Página:Amalia - Tomo II (1909).pdf/143

Esta página no ha sido corregida
— 139 —

Paz de Montserrat, don Manuel Casal Gaete (1), que es un modelo de federal.

—Bien, hemos de tratar á su tiempo de las unitarias, pero ahora es preciso que le diga & usted que también hay damas federales que no son bucnas amigas.

—No, pues por lo que hace á ml...

—Precisamente es á usted á quien me refiero.

Vaya! esa ea broma.

No, soñora, es serio: yo le confié secreto hace quince días, recuerda usted?

usted un —Lo de Barracas?

—Sí, lo de Barracas; y en alma y cuerpo se lo ha «embutidos usted å mi mujer.

— Qué! si fué una broma que yo buve con ella.

(1) En peta ruforencia comotoras en amarra nismo; esas palabras del Juoz do Paz, Casal Gaate. dichas del modo que va á verse, tuvieron Ingur en marzo de 1841, entro las felicitaciones que se dirigían á Rosas con motivo de la máquina infernal, y que se hallan en el número 6377 de la Gaceta Mercantil; poro lo que en marzo de 1841 no vacilaban en publicar los sostenedores de la federación, bien pudieron sentirlo en julio del año anterior porque los malos instintos y el arrojo de descubrirlos & la luz del dia, no son cosas que se improvisan, son resultados de organizacioues predispuestas y de concinnoias por largo tiemporelajadas. Y asi no parecerá extraño que, para retratar la moral politica de los amigos da Rus en 1841, nus sirvano a, en estas tan larga obra, do un documento publicado pocos meses después de aquel on que están ocurriendo los sucesos que narramos. En un oficio de aquel Juez de Paz, dirigido á Rosas y publicado en la Gareta citada, so oncuentra osta borrible poro ingenua confesión de la sangrienta burla con que Rosas y su partido profanaron á Dios, & la religión y á la humanidad... Eg muy cierto que los salvajes unitarios, bestias de carga, agobiados con el peso de sus enormes delitos, las asquerosas anitaring y sus inmundas crías habrian muerto degolladas... pero el horrendo montón que formaseu las ensangrentadas osamontas de esta maldita infernal raza, podría manifoslar al mundo ana venganza justa únicamente, pero nunca el remedio á los mates inauditos que cos ocasionara sn perversidad asombros.