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Sí, señora; y por eso yo soy federal, y cuanto sepa se lo he de venir á contar á Su Merced.

—Bueno, retirate no más.

Y la negra salid muy contenta de haber prestado un servicio á la santa causa de negros y plancos, y por haber hablado con la hermana política de Su Excelencia el padre de la federación.

Sucesivamente entraron á la presencia de dona María Josefa varias criadas de toda y de todo linaje de malignidad, á deponer oficiosamente cuánto sabían, ó se imaginahan saber de la conducta de sus amos, ó de los vecinos á sus casas, dejando en la memoria de aquella hiena federal una nomenclatura de individuos y familias distinguidas, que debían ocupar más tarde un lugar en el martirologio de ese puoblo infeliz, entregado por el más inmoral de los gobiernos al espionaje reciproco, á la delación y á la calumnia, armas privilegiadas de Rosas para establecer el aislamiento y el terror en todos.

En seguida de las delatoras, entró en esa oficina del crimen una pequeñísima parte de los que habían llegado ese día con ruegos y solicitudes al Gobierno; á cuyo invisible despacho querían que llegasen por conducto de la hermana política del Gobernador, que á todos ofrecía su interposición, no obstante que jamás solicitud alguna pasaba de sus manos á las de Rosas: por cuanto ella sabia que su digno cuñado sólo le prestaba su atención para escuchar los informes que le interesaba saber sobre el estado del pueblo, de las familias y de los individuos; no siendo esto, sin embargo, un obstáculo para que doña María Josefa tomase los regalos de cuanto pobre y rico se le acercaba en busca de su protección, diciendo á todos que don