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tenía que andar dando titulos al que tenía un frac ó un sombrero nuevo. Ahora todos somos iguales, porque todos somos federales. Y sirve ahora, paisano?

No, señora. Hace cinco años que el general Pinedo me hizo dar de baja por enfermo, y después que sané, trabajo de cochero.

—Usted fué soldado de Pinedo?

— Ší, scñora; fuí herido en servicio, y me dieron la baja, —Pues ahore, Juan Manuel va á llamar á servicio á todo el mundo.

—Asf he oído decir; sí, señora.

Dicen que va á invadir Lavalle, y es preciso que todos defiendan la federación, porque todos son sus hijos. Juan Manuel ha de ser el primero que ha de montar á caballo, porque él es el padre de todos los buenos defensores de la federación.

Pero se han de hacer excepciones en el servicio, porque no es justo que vayan á las fatigas de la guerra los que pueden prestar á la causa servicios de otro género.

Pues !

Yo tengo una lista de más de cincuenta á quienes he de hacer que les dep papeletas de excepción por los servicios que están prestando. Porque ha de saber, paisano, que los verdaderos servidores de la causa son los que descubren las intrigas y los manejos de los salvajes unitarios de aquí adentro, que son los peores; ¿no es verdad?

—Así dicen, señora—contestó el soldado retirado, volviendo el mate é la negrita que lo servía, —Son los peores, no tenga duda. Por ellos, per sus intrigas, no tenemos paz, y los hombres no pueden trabajar y vivir con sus familias, que es lo COM

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