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»Luego que aclaró un poco, se avivó el fuego de »las guerrillas, y á eso de las nueve y media de »la mañana se replegó cada una ó su respectiva linea, y se anunció el combate por un cañoneo de nuestra artillería; la enemiga contestaba con »una sostenida energía. Veinte piezas de artille»ría de ambas partes se contestaban sin interrup»ción.

»Llegó el momento en que nuestra caballería »cargase y lo hizo con el mayor denuedo, pero el »enemigo estaba guardado por zanjonos insupo»rables. El escuadrón Yeruá, el Cuven, el Maza »y otros, atropellaron tres zanjones, de donde ca»si tenían que salir uno á uno los caballos, y car»garon al enemigo lanceándolo por la espalda, »como lo hicieron el bravo comandante Saavedra, »y Baltar que manda el Cuyen.

»El comandante don 'Zacarías Alvarez, que man»daba el escuadrón Maza, quedó muerto en esta »terrible cargo, y nuestra caballería, tuvo que rc»troceder ante los obstáculos del terreno y ante el »sostenido fuego de artillería é infantería que re»cibla de atrás de los zanjones.

»Nuestra artilleria seguía sus fuegos siempre »con éxito, pero nada se adelantaba y el valiente oficial de artillería, don Jacinto Peña, tuvo la »desgracia de que se inutilizase una de las dos piezas de más alcance.

»Nuestra infantería avanzó á la bayoneta cala»da, pero tuvo también que retroceder, porque le »fué insuperable el obstáculo de las grandes zan»jas de que estaba rodeado el enemigo.

»En fin, el fuego, duró desde las nueve y media »de la mañana hasta más de las cuatro de la tarde, »en cuya hora se dispuso que marchásomos á Pun-