Página:Amalia - Tomo II (1909).pdf/101

Esta página no ha sido corregida
— 97 —

entrevorado, ni la suya se ha movido de sus pö>sicionce? Según osto, armas de caballería ha de»bido tomar miles; al menos debió tomar las de »los seiscientos muertos. ¿Cómo pues no dice que »haya tomado armas de caballería?

»Tampoco dice que haya tomado un solo cañón »en la destrucción de la infantería; debió dejar in»defensos los cañones: ni caballos, ni carretas, »ni nada. Dedúccse, pues, de esto que Echagüe »no se ha movido de su posición después del com»bate. Y si no se movió, si no persiguió, ¿cómo *conciliar esto con una victoria ?> Indecible es la sorpresa que causa á Daniel el ver á aquellos dos tan notables personajes empeñados en convencerse y en persuadir á los demás, de que el general Lavalle no había perdido la batalla del Sauce Grande, cuando él sabía, á no poder dudarlo, que el suceso era desgraciadamente cierto, y sobre todo, verios empeñados en querer desvanecer un hecho con sólo el poder de la argumentación. Nada de esto cra extraño, sin embargo: Daniel no era emigrado; no conocía osa vida de ilusión, de esperanza, de creaciones fantásticas que despotizan las más altas inteligencias, cuando la fiebre de la libertad las irrita, y cuando viven delirando por el triunfo de una causa en cuyas aras han puesto, con toda la fe de su alma, su felicidad, su reposo y el presente y el porvenir de su vida. Danicl, además, no era unitario, usando esta voz como distintivo del partido rivadavista, y no podía comprender todo el orgullo de los miembros de eso partido que no sirvió sino para perderlos. Pero le faltaba oir más todavía.

—Esto es poco aún—continuó el señor Varela, id señor Martigny, old, señor Bello, un fragAMALIA 7.—TOMO II