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»ron y añade, que enlouces huyó la de Lavalle.

»De aquí se deduce: 1.° Que quien cargó fué nuestra infanteria. 2. Quo ni oun después de »huir ésta, cargó la enemiga, ni se atrevió á salir »de sus posiciones. 3. Que no hubo entrevero de »infanterías y de consiguiente no pudo haber mor»laudad por este motivo.

»Más si los seiscientos muertos son de caba»llcría, nueves dificultades. Si sciscientos murie»ron peleando, del enemigo debe de haber mucito »igual número y no el que Echagüc dice; pues en »un entrevero no hay la menor razón para que cai»gan más de una parte que de otra. Ia mortandad, »en estos casos, es en la fuga y dispersión; más:

»aquí no ha habido persecución; al menos lo dice »Echagüe. ¿Cuándo, pues, y cómo murieron esos »sciscientos? Y si muricron en las cargas y entre»veros, como pudieron morir tan pocos de Echa»güe? Por lo demás. Echagüe confiesa que el »combate de las caballerías fué á retaguardia de nél. Atentos sus posiciones, sus zanjones, $ns »montes, su infantería y cañones que defenden »los pasos, el haber pasado nuestra caballería »retaguardia de él, es una maniobra difícil, sabia »y atrevida, que honra al ejército y & su general.

»Ya que Echagüe venció enteramente por el »frente con su infectéria y artilleria, quiere decir »que nuestra caballería quedó corteda á su reta»guardia: encerrada, pues, entre la infantería de »Echagüe y la costa del Paraná, y además sablea»da por la caballería enemiga, no ha debido esca»par uno solo; ¿cómo, pues, huyen para Montiel?

» Pasaron por el aire?

»Tomó cien fusiles; ¿cómo los ha de tomar, »cuando, según su parte, las infanterías no se han