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tremos había dos balas de hierro de seis onzas á lo menos cada una, cubierto todo por una red finisima de cuero de Rusia, sumamente espesa; arma que, tomada por una de las balas, se blandía sin quebrarse el mimbre, y daba un peso y una fuerza triple al otro extremo, al más leve movimiento de la mano.

Amalia la tomó al principio como un juguete, pero luego que comprendió todo su poder mortífero, la separó de sus manos.

—La has visto ya, mi Amalia?

—Sí, sí, guarda eso. Debe ser terrible un golpe dado con una de esas balas.

—Es mortal si se descarga sobre la cabeza, ó sobre el pecho. Ahora te diré su nombre en inglés se llama lifepreserver; en francés cassetéto:

y en español no tiene un nombre especial, pero le aplicaremos el del francés que es el más expresivo, porque quiere decir, como tú sabes, rompecabezas. En Inglaterra esta arma es muy común; en una provincia de Francia la usan tainbién, y Napoleón la hacía llevar en varios regimientos de caballería. Para mi tiene dos inéritos: el uno haber salvado. & Eduardo con ella; el otro, estar pronta para salvarlo otra vez, si llega el caso.

Oh, no llegará! No es verdad que no se expondrá usted, Eduardo?

—No, no me expondré; yo temo demasiado verme imposibilitado de volver é esta casa.

—Y dice bien, porque es la única de que no lo echan.

—¿A 61?

Toma! Pues no lo sabes ya, mi querida prima? Nuestro respetable maestro de primeras