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Entonces es preciso que todos resistamos hasta lo último.

— Quién sabe si podremos contar con todos l —También tengo esa duda.

—Las defecciones son cosas naturales en todas las revoluciones.

— Ah, y los enemigos encubiertos son los peores!

Los más terribles.

—Pero é mí no se me escapan... Ahí tiene usted uno.

¿Quién?

—Ese que entra.

—Pero ese es un muchacho.

—Sí, es muchacho de veinticinco años. Todo el mundo lo cree el mejor federal, pero para mí no es otra cosa que un unitario disfrazado.

—Eso no vale nada.

—Ya lo sé, pero es unitario.

— Su nombre?

—Bello; Daniel Bello: es hijo de un verdadero federal; hacendado, socio de los Anchorena; de gran prestigio en la campañay —Entonces, está bien guardado.

—El mozo éste es además muy protegido de Salomón; y entra y sale en todas partes.

—Entonces, mi amigo, es preciso saludarlo dijo el general Soler.

—Si; pero ya está apuntado—contestó Mariño; y ambos volvieron á los grupos.