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sas de solteros. Si no vas con Daniel, antes de quince días irás sin él; porque á esa fecha se habrá concertado la paz con la Francis, y no habrá inconveniente ninguno para tu embarco. Acuérdate, bien mío, que voy & dejarte porque tú me lo mandas, y de que tú debes quedarte porque yo te lo ruego... Pero... siento alguien en la sala.

—¿Será Luisa?

—No; creo que es Daniel.

Y el joven besó la frente de su esposa y pasó al salón, donde se halló, en efecto, con su amigo.

33 1 Amalia, entretanto, llamó & Luisa y dispuso que Pedro trajese el té al gabinete, adonde pasó con su esposo y con su —Dios nos protege, hija mfa; todo está completamente listo y arreglado. Solamente que, en vez de esperar á la madrugada, Douglas fija la hora del embarco para las doce de la noche; es decir, dentro de dos horas.

Y por qué ese cambio?—preguntó Amalia.

—Es lo que yo mismo no puedo explicarte; porque tengo tal confianza en la previsión y sagacidad de mi famoso contrabandiste, que desde que él ha señalado esa hora, nada, le pregunté, porque estoy cierto de que es la que más ha de convenir al embarco.

Eduardo tomó la mano de su Amalia y parecía querer transmitirle su alma en su contacto.

Daniel los miró con terrura y les dijo:

—El destino no ha querido corresponder & mis más vivísimos deseos: yo había dessado ver vuestra felicidad á la luz de la mía al mismo tiempo.

Envueltos en unas mismas desgracias, yo había deseado que en una misma hora arrebatásemos á