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No hay cuidado, señora. Estoy solo, pero..no hay cuidado.

Y el veterano pasó del tocador al cuarto de Luisa, y atravesó el patio para ver quién llegaba á la casa de la hija de su coronel.

1 XVIII

EL VELO DE LA NOVIA

Amalia no se había equivocado, porque eran, en efecto, las personas que ella había esperado por tantas horas y con tanta angustia.

Desde su tocador sintió abrir la puerta de la sala, y al momento conoció los pasos de Daniel que venía por el gabinete y por su dormitorio.

Ah, señore—dijo el joven parándose en la puerta del tocador, y mirando á Arnalia, yo esperaba tener el placer de encontrarme aquí con una linda mujer, y me sorprendo la felicidad de hallarme con una diosa!

— De veras?—fué la respuesto de Amalia, con una sonrisa encantadora, acabando de calzarse un guante de cabritilla blanco, que parecía dibujado en su prociosa mazo.

—Sí, muy cierto — repuso Daniel acercándose poco a poco á su prima y contemplándola con ojos á