Página:Amalia - Tomo III (1909).pdf/311

Esta página no ha sido corregida
— 307 —

—Vamos. Buenas noches, honrado criado del más ilustre de los cónsules.

—Buenas noches—contestó el criado, y cerró el portón.

XVI

DE CÓMO DON CANDIDO RODRÍGUEZ ERA PARIENTE

DE CUITI ÑO A las ocho de la mañana de uno de los últimos días de septiembre, el maestro de primeras letras de Daniel sorbíu á grandes tragos espumoso é hirviente chocolate en una enorme taze de porcelana, mientras que su discipulo, arreglaba, doblaba y sellaba papeles, teniendo ambos en sus rostros las señales de haberse pasado en vela toda la noche.

—Daniel, hijo, ¿no sería bueno que nos recostásemos un rato, un momento, algún tiempo?

—Ahora no, señor: más tarde. Todavía necesito de usted un momento.

—Pero que sea el último, Daniel; porque decididamente hoy me voy a los Estados Unidos.

Sabes que hace cinco días que le he dado mi palabra ú ese honrado y benemérito cónsul, de paBar & residir en su territorio.