Página:Amalia - Tomo III (1909).pdf/306

Esta página no ha sido corregida
— 302 —

to, de una fisonomía abierta y llana y de un tipo más bien ordinario que distinguido.

1 —Sí, señor, los tres contestó Daniel.

—Bueno. Yo quiero mucho á los argentinos é hizo señas á su criado de servirles coñac.

—Lo creo bien, señor, y vengo á dar & usted una ocasión de manifestarnos sus simpatías.

—Ya lo sé.

—¿Sabe usted á lo que venía, señor Slade?

—Si. Ustedes vieuen & refugiarse en la legación de los Estados Unidos, ¿no es eso?

Daniel se encontró perplejo ante aquella extraña franqueza; pero comprendió que debía marchar en el mismo camino que se le abría, y contestó muy tranquilamente, después de tomarse medio vaso de agua con coñac:

—Sí, á eso venimos.

—Bueno. Ya ostán ustedes aquí.

—Pero el señor Slade no sabe aún nuestros nombres—repuso Eduardo.

—¿Qué me importan vuestros nombres? Aquí está la bandera de los Estados Unidos y aquí se protege a todos los hombres, como quiera que se llamen—contestó el cónsul, volviéndose á acostar muy familiarmente en el sofá, sin incomodarse cuando Daniel se levantó y tomando y apretando fuertemente su mano, le dijo:

—Es usted el tipo más perfecto de la nación más libre y más democrática del siglo xix.

—Y más fuerte—agregó Slade.

—Sí, la más fuerte continuó Eduardo,porque no puede dejar de serlo con ciudadanos como los que tiene;—y el joven tuvo que irse al balcón que daba al río, para no hacer notable á los demás la expresión de su sensibilidad y su do.