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ideas, sus hombres, sus tesoros, no faltan en ninguna; y la guerrera y pertinaz España, donde no hallaba un hombre, hallaba un principio; donde no hallaba un principio, hallaba una imitación de Buenos Aires. Las provincias del Río de la Plata eran su ángel malo, cuyo influjo dañoso la perseguía como la sombra al cuerpo.

La España resiste con valor; sangre por sangre se cambio en las batallas, pero la revolución era demasiado inmensa y demasiado sólida para que la España pudiera sofocarla con su mano en el siglo XIX , y la España vencida en la América, la América se hace para siempre jamás independiente.

Pero el pensamiento de Mayo había bebido sus inspiraciones en fuente harto caudalosa para poder conformarse con asignar á la revolución los límites de una independencia política y de una libertad civil solamente. El inició más que todo eso, y por más que eso todo combatieron sus hijos.

Era una revolución totalmente social lo que buscaba. Una revolución reformadora de la sociedad educada por la España de la Inquisición, del absolutismo, y de las preocupaciones hereditarias de tres siglos, en política, en legislación, en filosofía y en costumbres. Y bajo el humo de las batallas que ennegrecía el cielo americano, Buenos Aires marchaba á pasos, por desgracia demasiado rápidos, en la senda de su atrevido cuanto sublime pensamiento.

Sus brazos se extienden por todo el continente, y su inteligencia formula y elabora al mismo tiemnpo su existencia nueva.

Libre en política, y colonial en tradiciones so-