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De un momento á otro, millares de familias pasaron de la opulencia á la miseria, reducidas á mendigar un albergue y un pedazo de pan, arrojadas de sus casas, y despojadas hasta de sus muebles y de los objetos más necesarios á la vida. Pues todo, los bienes muebles é inmuebles, derechos y acciones de cualquiera clase, en la ciudad y en campañas, pertenecientes no digamos á los unitarios, á los que no eran sostenedores ardientes del tirano, cayeron bajo el imperio de la confiscación. (1) — (1) Hablando de esto mismo, el señor Valentin Alsina, redactor del Comercio del Plata, en sus importantísimas efemérides, dice asi:

Qué otra cosa soll esas confiscaciones que un verdadero >salteamiento, con la diferencia de que Rosas ni pasa por las fatigas que al salteador soporta, ni se expone á los peligros á que éste so La Conve nacional du Francia, amenazada por una coalición de reyes, y después de tentar inútilmente otros arbitrios para cont non tenor la emigración docrató la confiscación; pero la decretó con mesura: reglamento su su disposición y la limitó a los amigrados, y especialmente á la nobleza, que corría *grosar la amenazante reunión de Coblenza. Del mismo modo, en un es os sólo es corria & onYou *] *con arreglo una ley preoxistente, por los tribunalos, y provia más araplia audiencia y el más solemne juicio, en que esa sculpabilidad es declarada. Aun asi, la confiscación penal on muy pocos paises subsiste; mas la confiscacióu politica, la apli"cada indistintamente a los miembros de un partido, por sólo pertenecer i tal é cual comunión politica, en ninguno! Eso no >es confiscación: eso os latrocinio neto, salteainiento puro.

En principios de agosto de 1840 invadió el general Lavallo le provincia de Buenos Airus; y en principios de septiembre y emprendió s retirada. 3 entonces, alegando asa invasión, dispusa Rosas, el 116, las confiscaciones; y así como en Beta»bre siguiente dispuso las inolvidables matanzas y degollacio>nes de aquel mes de Rosasdia Todos los bienos, muebles é inmuobles, derechos y accio▸nes de cualquiera clase, on la ciudad y campaña, pertenecien >tes á unitarios, os docir, á sus oneinigos, sea cual son su color *politico, son destinadados por su decreto para premiar á sus *soldados y reembolsar al tesoro de los gastos hechos con motivo de la invasión: como si desde antes de ésta esos soldados no estuvieran en pie, y esos gastos uo hubieran sido los mus >mos. También son destinados, con una desvergüenza que asom-