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queñez y su miseria i sus mismos subalternos, ordenando á los jefes militares, de oficio, que mintiesen.on sus comunicaciones, aumentando el número de sus fuerzas. (1) Pero hay algo más que esto. El cinismo del Dictador llegaba é tal punto, que él mismo, de su puño y letra, escribía las instrucciones para los correos que partien de Buenos Aires para las provincias y Bolivia, ordenándoles que por todo su camino fuesen diciendo: «Que S. E. trabajaba día y no»che en sostén de la causa americana, que hasta slas potencias extranjoras le tributaban respeto y »adiniración por su valor y por su genio, que por »todos los paquetes recibía cartas y regalos de los >Reyes, y que dentro de poco se iba á saber todo »lo que él valía, etc.» Capitaueó una de las épocas de la vida social, que con él, ó sin él, tenía por fuerza que desenvolverse en el naciente pueblo; y no se hizo célebre por haber organizado esa época, sino por haberla ultrapasado en sus impulsos reaccionarios; y no se hizo expectable, individualmente, sino por la ferocidad de su alma y por las infinitas circunstancias que los sucesos fueron eslabo(1) El general erecén de S. E. don Manuel Corvalán, al *comandante en jel'o del aumoro 2, corouol dou Antonio Ra *mirez:

8. E. onoarga & V. S. que al comunicar noticias del nmero de que so compone la división, diga siempre el doble y que ia initad ns de lincu. y que cata rcticia con especia lidad la haga correr hacia el Sur de la campaún y hasta osta coindad y, por último, per todas partes. Cuando so la propercione oportunidad de escribir, sea para donde fuese, aun zonando Box al Narto, dobe ahora V. 5. hacer correr que tieno consigo mail hombres, incluso quiniantas do inoa, y que viono en ance sayo la divisió do Barrancas, compat de geiniontas plasas de las tres armas, de linea y milicia, adlondo todos per volar á acabar con los salvajes unitarios sublevados, viles esclavos do los asquerosos francesos,