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vez, una impulsión inversa & los reince, y la ballenera quedo como clavada sobre las aguas en medio del silencio y de las sombras.

Estaban á una cuadra de la costa.

Entonces el oficial pidió dos sombreros á los marineros. Colocó la linterna entre los dos sombreros de hule, uno de cada lado, de manera que la luz se proyectase en línea recta, sin esparcir claridad en derredor suyo; y tomándola de este modo entro sus manos, se puso de pie y la levantó á la altura de su cabeza, con la luz en dirección á la costa.

Permaneció de este modo algunos minutos, mientras que la mirada de todos buscaba cu tierra la correspondencia de aquel telégrafo misterioso. Pero inútilmente.

El joven movió la cabeza, y colocando la linterna en su lugar anterior, dió orden de seguir.

Cinco minutos después volvió a repetirse la misma operación con las mismas pracauciones. Pero inútilmente también.

El oficial, ya con un poco de mal humor, volvió de nuevo á examinar la dirección que habla tomrado, y confirmado de que estaba en ella, de que estaba en el mismo paraje, al mismo rumbo que se arcaba en el plano, dió orden de archar un poco más á tierra para salir de la sombra que formaba la barranca inmediata.

En efecto, á pocos minutos de marcha, la ballenera pasó por frente á un pequeño cabo, y como á dos cuadros de su anterior estación volvió á funcionar el telégrafo entre las manos del oficial.

No había pasad un minuto que aquella luz flotante despodía su rayo sigiloso en dirección á la tierra únicamente, cuando sobre la barranca in-