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Escuadrones de pájaros salvajes volaban al Öeste, como á alcanzar el sol.

M La brisa del Sur hacía ondular la superficie verde de los campos, y agitaba la crin de alguno que otro potro perdido en el desierto, fijos sus ojos en el sol poniente.

Toda la Naturaleza tenía allí ese aspecto desconsolador, agreste é imponente al mismo tiempo, que impresiona el espíritu argentino y parece contribuir á dar temple á sus pasiones profundas y á sus ideas atrevidas.

Naturaleza especial en la América, Naturaleza madre é institutriz del gaucho.

Eso ser que por sus instintos se aproxima al hombre de la Naturaleza, y por su religión y por su idioma se da la mano con la sociedad civilizada.

Por sus habitudes no se aproxima á nadie, sino á él mismo; porque el gaucho argentino no tiene tipo en el mundo, por más que se han empeñado en compararlo, unos al árabe, otros al gitano, otros al indígena de nuestros desiertos.

La Naturaleza lo educa. Nace bajo los espectáculos més salvajes de ésta, y crece luchando con ella y aprendiendo de ella.

La inmensidad, la intemperie, la soledad y las tormentas de nuestro clima meridional, son las impresiones que desde su niñez comienzan á templar su espíritu y sus nervios, y á formarle la conciencia de su valor y de sus medios. Solo, abandonado á sí mismo, aislado, por decirlo así, del trato de la sociedad civilizada; siempre en lucha con los elementos, con las necesidades y con los peligros, su espíritu se ensoberbece á medida que el triunfa de su destino. Sus ideas se melancoli.