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Sí, pues usted que se entra así no más.

—Mire usted, joven, esto es efecto de causas muy remotas y reconditas, que cuando el tiempo, ese amigo de la vejez é instructor de los jóvenes... el tiempo, ¡si usted supiera lo que es el tiempo!

11 —Señor, yo lo que deseo saber es qué busca usted—dijo el oficial, que empezó á creer que don Cándido era un loco, y no las tenía todas consigo al encontrarse solo en tan peligrosa compañía.

—Mire usted, yo, francamento, no quiero nada.

¿De qué familia es usted, mi distinguido señor?

—Sefior, yo tengo que cerrar la puerta; hágame el favor de retirarse—dijo el joven, retrocediendo algunos pasos y dando la espalda á la puerta de salida.

—Tiene usted en su fisonomía la expresión del talento, de la asiduidad, de la labor; ¿en qué forma de letra escribe usted?

—Señor, hágame el favor de irse.

—De todos mis discípulos, porque ha de saber usted que yo he sido maestro de primeras letras de todo Buenos Aires. ¡Oh, y qué hombres he sacado! Unos son hoy diputados, comerciantes de primer orden, activos, hacendosos, infatigables ; conoce usted la casa de comercio que hay?...

Don Cándido alzó su caña de la India, como para apuntar en el aire la dirección á que iba & referirse, cuando el joven, creyendo que la alzeba para darle un palo, corrió á la puerta y dió un grito al portero, que felizmente no se hallaba en su puesto.

Qué hacéis, joven imprudente, inconsideredo, ligero como todos los jóvenes?

—Señor, si usted no se va, yo empiezo á gritar.