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sinmensa pérdida sobre el único terreno que ofresce una posibilidad de triunfo.

»En la ciudad no puede haber resistencia; los »federales están abatidos por la simple incerti»dumbre de los sucesos, y la mitad de ellos, cuan»do menos, se pasaría de buen grado al general »Lavalle, para buscar con su traición á Rosas »una garantía futura.

»Mi carta anterior lo ha impuesto á usted »del pormenor de los acuartelamientos, tropa de »línea, etc., que hay en la ciudad, y si esta otra »puede contribuir & meditar sobre la idea que »aconsejo, habré conseguido mis deseos, pues no »dudo de que del examen de ella resultaría su »aprobación.

»Quiera usted, señor Martigny, aceptar, como »siempre, las seguridades de mi particular apre.

»cio.—B.»> Daniel puso á esta carta un sello especial; púsole luego una dirección para Mr. Douglas, y la guardó en el secreto de su escritorio.

Luego, escribió la siguiente:

«Amalia: La visión no era otra que Mariño.

»He conseguido intrigarle el espíritu. Creo y no *cree que me ha seguido y que ha dado contigo; »pero esa duda lo excitará más y querrá salir de »ella.

»De hoy en adelante, mis pasos serán seguidos »más que nunca.

»No hay remedio: para las dificultades que nos »cercan, no hay otro camino que el de la temeri»dad, que es la prudencia de las situaciones di»fíciles.