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Carmen de Burgos
33 futuro yerno—, ¡tú vales mucho! ¿y el fallo del Tribunal y del Jurado?
—Ambos estuvieron conformes con lo que yo había pedido.
—¿Qué pediste? — preguntó aún el viejo.
—Veinte años de presidio para el cómplice y la muerte en garrote para el asesino—dijo con frialdad Julic.
¡La muerte!—exclamó palideciendo intensamente Eloísa.
—Era un monstruo; figúrate un hombie e que en un acceso de locura impulsiva mató á su mujer y...
La joven no le escuchaba, tenía la cabeza reclinada en el respaldo de la silla y sus miembros se estremecían convulsivamente.
Julio, sorprendido, no sabia qué hacer, y el viejo, molesto por aquella extraordinaria sensibilidad, se