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Alternativa Feminista


nes morales. La mayor importancia so- cial y valoración, parcialmente incons- ciente, de los hombres sobre las mujeres les llega al niño y a la niña inmediata- mente. El grado en que los padres, aun- que no lo digan, dan más importancia a los niños que a las niñas, no se les esca- pa a los críos, pese a que ello circula inconscientemente. Un refrán valenciano dice algo tan brutalmente expresivo co- mo esto. “Mala noche y parir hija.” Los padres prefieren un primogenito varón tal vez para sentirse rápidamente repro- ducidos. pero tampoco las madres dejan de interiorizar esta referencia en forma de deseo de “dar” al hombre un hijo va- rón. Por otra parte, todavía, está vigente la creencia de que los hijos causan menos problemas que las hijas. “Casa a tu hijo cuando quieras y a tu hija cuando pue- das”, es un refrán que expresa esa ten- sión por desprenderse de las hijas. Son expresiones que corresponden a épocas diferentes de la nuestra, pero que han quedado arraigadas y se mantienen debi- do a que ésta continúa siendo una socie- dad de predominio masculino. Cierta- mente. también se dice que las hijas ha- cen mas compañía a las madres, pero es-

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ta idea parece funcionar más como ma- tización o argumento secundario que como argumento principal. A menudo, una oscura conciencia de llevar la peor parte de la existencia humana conduce a las mujeres no feministas a una amarga preferencia por los hijos varones. Nadie desea totalmente reproducirse en un es- clavo, a menos que quiera reproducirse en una rebelión de esclavos.

La niña y el niño reciben de entrada y permanentemente la información de que el importante es el padre, es decir, que la mujer es menos importante que el va- rón. No es necesario que se lo digan. Se nota en la actitud del padre y de la ma- dre. Incluso cuando el padre propone a los niños el culto a la madre: el sacerdo- te resulta siempre más importante que el santo.

La lectora y el lector harán bien en leer lo que desde el campo feminista se ha hecho sobre el proceso de deforma- ción de las niñas, en particular el libro de la Belloti A favor de las niñas. No lo re- petiré yo. A mí —y al lector varón— me corresponde señalar la necesidad de una reflexión sobre el fenómeno complemen- tario: la construcción del niño como fu- turo hombre.

Ese proceso se basa fundamentalmen- te en tres elementos: en primer lugar, gratificar al niño con la información de que eso de ser varón es importante. En segundo, proponerle una imagen mega- lómana de lo que significa ser un hombre y estimularle a tratar de parecérsele. Ser hombre significa ser una persona que controla y oculta sus emociones, que compite, que intenta dominar, que pue- de ponerse a si mismo y a su propia rea- lización como objetivo básico, etc. Ser hombre significa el poder y la responsa- bilidad, porque las mujeres no tienen —y no está bien que tengan— poder y son irresponsables o pueden permitirse el lujo de serlo. No lay duda de que el