el tema se centran en la proble- mática del bebé. Yo pregunto: "¿Qué pasa con la protagonista olvidada? ¿Qué pasa con la mujer? dPor qué ella generalmente se siente tan insegura en relación a su capacidad de amantar a su hijo? ¿Por qué duda de la cali- dad de su leche? ¿O de la canti- dad? ¿Cómo vive el hecho de te- ner un hijo? ¿Cómo lo vive la pareja? ¿Por qué, muchas veces, ella no quiere amamantarlo?" En fin, el tema de la lactancia es complejo, y para entenderlo en su totalidad es necesario consi- derar otros fenómenos que le son relativos. Quiero decir, no se lo puede analizar de forma ais- lada, y sí dentro de un contexto más general que ¡neluya, por ejemplo, la discusión sobre ma- ternidad responsable y educación sexual, entre otros puntos.
A.F.: ¿Amamantar es
tante para una mujer?
impor-
B.V.: Sí, tanto desde el punto de vista físico como psí- quico le trae importantes bene- ficios. Por un lado lactar ayuda al útero a volver mas rápidamen- te a su tamaño normal, contribu- ye para el control de la natali- dad, disminuye el índice de cán- cer de mama en las mujeres que amamantaron, mantiene los pechos menos flácidos, ete. Y, por otro lado, fortalece el vínculo afec- tivo con el hijo, le proporciona a la mujer un sentimiento de
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«Alternativa Feminista
realización y autoestima, además de contribuir a acelerar el pro- ceso de entendimiento de la ma- ternidad, principalmente en las madres primerizas.
A.F.: ¿Ahora que el tema de la lactancia volvió a ser discu- tido y valorizado, muchas madres se sienten culpables por no ha- ber sido capaces, en su momento, de lactar bien a sus hijos. á En qué fallaron?
V.B.: Absolutamente en nada. No tienen que tener ninguna cul- pa y eso es muy importante que lo tengan claro. Yo diría mas bien que la mujer es, una vez mas, víctima de una cultura que la agrede continuamente, ¡inclu- sive en lo que se refiere a su capacidad de reproducción y a su maternidad.
A.F.: Si la clasificás como una víctima,á a qué atribuís qué ella no se defienda?
V.B.: En muchos casos una se defiende cuando reconoce la agresión como tal. Sin embargo, estamos insertados en una cultu- ra que, durante siglos, nos ha inculcado ciertas pautas donde las diferentes formas de agre- sión hacia la mujer era tenidas como actitudes normales, incues- tionables. Es verdad que a par- tir de las últimas décadas se vienen desarrollando profundas modificaciones de algunas de
