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Alternativa Feminista

grueso de la población. 3.A partir de los seterita, una parte del movimiento feminista se manifestó a fa- vor de la sexualidad entre mujeres. El lesbianismo se transformó de una op- ción sexual en una opción política. Sig- nificaba la posibilidad concreta de que los hombres dejaran de ser el eje de la vi- da de las mujeres. El lema de una facción del movimiento francés era: independen- cia económica, política y sexual. Esta crítica creó dos polos: se era hete- rosexual o lesbiana: así estas últimas se erigieron en la “avanzada del movimien- to”. Ser lesbiana era estar un paso ade- lante en la Historia; pocas consideraban la bisexualidad como alternativa.




'on el sión más a fondo de la sexualidad, esta barrera se ha ido diluyendo. Por un lado se ha reconocido que no basta con que se trate de dos mujeres para que se establez- ca una relación en la que no haya juegos de poder y roles establecidos; el lesbia- nismo por sí mismo no es una práctica revolucionaria? Por otro lado, la lucha del movimiento de liberación homo- sexual ha dejado su huella en las feminis- tas heterosexuales, quienes son ahora in- comparablemente más abiertas hacia esta manifestación de la sexualidad.

Sin embargo, estas divisiones serían el punto de arranque para el surgimiento de

por lo menos dos corrientes feministas: las radicales, que pugnaban por la cons- trucción de una cultura de mujeres, y ¡las libertarias que se pronunciaban por una sexualidad más plena, independien- ¡temente del sexo de la pareja que se tra- tara. Las socialistas feministas se inser- taban en el debate sobre la sexualidad señalando que los cambios en los patro- nes sexuales estaban intimamente rela-


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4.En el año de 1982 tuvo lugar un acto importante: la Conferencia de Barnard College, Nueva York, “Placer y Peligro”. Se proponía una exploración de la sexua- lidad femenina con la participación de

. anglosajonas, chicanas y negras. Las orga-

nizadoras pugnaban por abrir la discu- sión en el terreno de la sexualidad, consi- derando que ahí precisamente es donde confluyen formas de control, donde se da un intercambio de placer y donde se gestan las luchas por el cambio.


Los temas de la agenda se centraban * en aquellas manifestaciones de la sexua- | lidad consideradas marginales, como las de las mujeres minusválidas, gordas, vie- jas y otras.

Un tópico que despertó variadas reac- ciones y que ocupó buena parte del tiempo fue el sadomasoquismo, por la conexión entre poder y sexualidad que significa. Al respecto, las feministas li- bertarias consideran que es legitimo to- car esta expresión y que su condena es una actitud moralista que perpetua la separación entre lo 'normal” y lo “des- viado o enfermo””* , las radicales aségu- ran que el sadomasoquismo sólo refuerza el control sádico sobre la mujer y la su- misión masoquista de ella al deseo mas- culino. Como no llegaron a un acuerdo, las integrantes de la campaña antiporno-