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Mujer te puede dejar en Talsa escuadra por ejemplo el tema de la Histeria. La idea de la Mujer está forzada para inte- yrasla dentro de todo el resto de la teo- ría. La castración conviene entenderla en los múltiples niveles en que está pen- sada. No es pene-sí o pene-no, sino que es la imposibilidad de acceder a determi- nados logros, anhelos o deseos. Es la teo- ría del deseo inalcanzable que ya los grio- gos habían formulado.

Revisar la teoría no es riesgoso. De he- cho ya se está revisando (hablamos de histeria masculina, mesoquismo en el va- rón). Lo que da fecundidad a la teoría es la posibilidad de contrastar; es peligro- so seguir viendo la tesis de la castración como fue concebida originalmente, sin el grado de libertad posible, sin incorporar, desde lo simbólico, lo imaginario, todo lo que hace a la cultura, a la historia. De otrc modo todo el sicoanálisis es una abstracción sin fuerza y sin sentido. Es necesario adecuarlo a la realidad políti- co-social del momento. Esto implica tra- bajo, esfuerzo y estudio, y que a una se le mueva el piso dos veces por año, Por- que ya no tenemos la teoría para estar cómodos y decir “esto es así”. No repi- tamos lo aprendido, cuestionemos y dis- cutamos.

A/F: Esta actitud revisionista, ¿no te crea problemas en la profesión?-

E/G: Mucha gente que hace este tipo de lectura está discriminada por sus culegas “eso no es sicoanálisis” dicen. Yo les contesto: “lo de Uds, tal vez sea sicoaná- lis pero no sé qué tiene que ver con la vida”.

Además creo que caben ambas lectu- Tas, y esa es la fecundidad de este descu- brimiento.

Alternativa Feminista

A/F: ¿Creés que las mujeres que estudió Freud tienen similitud con las mu- jeres de hoy? E/G: En el barrio en que vivo, las muje- res que vio Freud existen. Me las cruzo en el semáforo todos los días. Con mu- chos niños a la rastra, y que dicen: “Ah pregúntele a mi marido”. Siguen en 1890. Tal vez también en las áreas rura- les haya mujeres tradicionalistas. Conoz- co más a éstas, de la clase alta. AJF: ¿Y qué actitud tienen éstas frente a la problemática femenina?

/G: Hay un sector de la clase alta que tiene una especie de desdén por la pro- blemática de la mujer como sujeto opri- mido. Están altamente prejuiciadas, se preguntan: “Qué quieren estas locas fe- ministas?”

AJF: ¿Y en otras clases sociales?

E/G: No las he estudiado. Pero en las mujeres de los sectores populares, sobre el tema de la opresión, y la subordina- ción al hombre he encontrado este tipo de respuestas: “y si él me deja, ¿quién me banca los chicos?”

A/F: Sí, esos casos, como el de una ma- dre de doce hijos, molida a golpes por su marido borracho, que ante la sugerencia de abandonarlo nos contestó: “y Ud. Cree que con doce hijos voy a conseguir otro?”. Me pregunto si este tipo de res- puesta está ligado a la constitución de la autoestima en la mujer.

E/G: Sí, esto no lleva a la imagen del sus- to de la mujer. Ella se siente muy asusta- da si no tiene el apoyo del varón, la inva- de una sensación de impotencia y de de- samparo.

A/F: ¿Hay formas de incentivar, de esti- mular la autoestima de una mujer?

E/G: Partamos de que hay componentes

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