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patriarcal que el exclusivismo con el que las mujeres pudieran reclamar pa- ra sí valores y actitudes que —ya sean neutro adjudicado a ellas o elaboración femenina— pudieran ser beneficiosas para todos. Así, pues, lo grave no es ltanto que se pueda afirmar la+fectivi- Idad, la ternura, la renuncia a la compe- titividad y a la farolada como diferencia femenina como que los varones no reclamen ésas o parecidas cosas. O que cuando las reclamen lo hagan como si eso no tuviera que ver con el patriarca- do, como si se aspirase a la desaparición del poder entre los varones pero no de los varones sobre las mujeres.

Caso de irnos bien las cosas, los va- rones deberíamos aceptar la frustra- ción de no tener nada que aportar como específicamente masculino, de que fuese lo femenino lo que nos abriese las puertas de lo neutro. Las mujeres habrían de soportar una prestidigita- ción histórica: la afirmación de lo feme- nino no sería femenina sino efímera- mente, para convertirse de inmediato en neutro su contenido.

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|. Una variante de este itinerario de la liberación sería la que aparece más o menos implícita o explícita en algunos textos gays masculinos. El varón debe- ría reconocer y asumir su parte femeni- na. Aunque no siempre se explicita se supone que la mujer debería asumir su parte masculina. Reconociendo la buena voluntad del planteamiento, me parece “que esta interpretación sigue con- sagrando una bipolaridad de la especie, congela la depuración de lo masculino y de lo históricamente femenino y se dilu- ye excesivamente. ¿Debe uno y una ser unas veces coqueta/o chantajista de se- xo y otras violador lo que parece detes- - table o ser unas veces explorador/a y

otras hacer calceta, lo que me parece por el contrario estimable? Pienso que para decir que el macho debe asumir su, debilidad, aceptar situaciones sexuales, pasivas o ser más tierno y lúdico no ha- ce falta decir que deba asumir su parte femenina, ya que ello supondría la osa- da y patriarcal afirmación de que las mujeres son en esencia débiles, pasivas, tiernas y juguetonas. Insisto en reivin- dicar lo neutro.

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—Pero ¿cómo llegaremos al gran día? —preguntó Guillermo Brown.

—¿Habrá que pegar bofetadas? —preguntó Mafalda para decir seguida- mente: ¿Será eso machismo? ¿Aprende- mos karate, y blasfemología las chicas o hundimos el sistema a base de cariñi- tos?

—¿Quién define el terreno? —pre- guntó mi amigo el secretario general—. La alternativa ¿es básicamente feminis-

ta, básicamente proletaria o básicamen-_

te ecologista?

Yo conté los folios del artículo y res- pondí hábilmente:

—Florezcan cien flores. Otro día más.



Y

MOVIMIENT FEMINISTA

Han debido pasar más de trece años de lucha para concretar el recién forma- do Movimiento Feminista que nuclea a varios grupos y personas. Esperamos constituirnos realmente como movi- miento social. ¡Adelante! p



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